jueves, 18 de octubre de 2007

Lectura: educación y democracia

Lectura: educación y democracia


Silvia Castrillón

Desde un punto de vista crítico, es tan imposible negar la naturaleza política del proceso educativo como negar el carácter educativo del acto político.
Paulo Freire.

Pensar en los nuevos espacios para la lectura en el siglo XXI desde los países latinoamericanos, y específicamente desde Colombia, nos remite a una reflexión que necesariamente tiene que pasar por una rápida mirada a lo que ha ocurrido recientemente en nuestra región en materia de lectura. Una sociología y una historia de la lectura en América Latina son empresas que, como bien dice García Canclini, algún día deberán hacerse y que podrían ser de mucha utilidad si no queremos repetir errores del pasado.
Pero mientras alguno o algunos se interesen por emprender esta tarea, podemos aventurarnos con ciertos supuestos acudiendo a la ayuda de quienes con sus reflexiones han iniciado el debate sobre el estado de la lectura entre nosotros y sobre las mejores formas para contribuir a que grandes sectores de la población no se vean privados de esta necesaria herramienta del pensamiento.
Es innegable que en las últimas décadas se han realizado esfuerzos sobresalientes tendientes a mejorar la formación de lectores y a ampliar las posibilidades de acceso a la cultura escrita en buena parte de los países de la región. Esfuerzos, que con diversos intereses, provienen tanto del sector público como del privado. Pero también es innegable que, tanto en medios académicos como en los sectores que se ocupan de la producción y circulación del libro, se tiene la desazonadora percepción de que los avances han sido pocos o que por lo menos no corresponden a los esfuerzos invertidos.
Sin entrar en consideraciones acerca de la bondad y pertinencia de estos proyectos y sin pretender evaluarlos ni, mucho menos, descalificarlos, me permito plantear algunas hipótesis, que sólo intentan poner sobre la mesa puntos para el debate y que no se presentan de manera concluyente.
Tengo la sensación de que uno de los problemas fundamentales radica en que la lectura se ha venido promoviendo como algo de lo que fácilmente puede prescindirse, como un lujo de élites que se quiere expandir, como lectura «recreativa», y, por lo tanto, superflua. Esto, en una sociedad en la que el 60% de la población se encuentra por debajo de los niveles de pobreza y más del 30 de los de pobreza absoluta, población a la que para recrearse le basta y le sobra con la televisión, que no exige ningún esfuerzo para quien ya ha hecho demasiados en lograr su supervivencia.
Dentro de este contexto, la moda de campañas y programas de lectura basadas en lo lúdico, en el placer, en la recreación, en la diversión, con la consigna de que leer es fácil y con lemas del estilo es «rico leer», que se instaló por oposición al deber, al esfuerzo, a la dificultad y a la obligación asociados a la escuela, tuvo intenciones positivas, pero ingenuas, pues creó, por una parte, falsas expectativas y, por otra, asoció la lectura a algo inútil y prescindible.
El carácter asistencialista de estas campañas refuerza esa sensación, pues algo sospechoso debe ocultarse detrás de un bien que se otorga de manera tan gratuita y como un favor, especialmente cuando hay tanto interés por parte de quienes nunca han manifestado ninguna preocupación por el bienestar de los más pobres1. Las oligarquías colombianas nunca permitieron que los beneficios de la modernización alcanzaran a las grandes mayorías. No hay que buscar en otra parte el origen de nuestros grandes conflictos.
La contradicción en los programas de fomento de la lectura empieza a presentarse cuando éstos surgen de la necesidad que tienen los sectores asociados a la producción del libro de ampliar el mercado en beneficio exclusivo de sus propios intereses, lo que conduce a la de formar un público de consumidores de un bien cultural que en sí mismo constituye una herramienta de reflexión y por lo tanto de cambio. De ahí que sea preciso, entonces, impulsar campañas que presenten al libro despojado de todo poder de pensamiento y por ende de transformación social2.
Es absolutamente contradictorio que la promoción de instrumentos para la reflexión y el pensamiento, como lo son el libro y la lectura, se realice mediante campañas y programas antidemocráticos, paternalistas y, en suma, sectarios que sólo invitan al consumo acrítico y que no conducen —como dice Jesús Martín Barbero— «a despertar lo que hay de ciudadano en el consumidor», que no dan la opción de elegir y que no permiten la autonomía3.
En el intento de resolver esta contradicción, es decir, en el momento en que se pretende fomentar la lectura sin intenciones de crear verdaderos lectores críticos y autónomos, promoviendo el libro como un bien de fácil consumo, se lo pone a competir en desventaja con otros medios a los que es difícil discutirles el monopolio de la recreación fácil e intrascendente. Con lo cual el libro pierde su verdadero valor.
El segundo problema radica, en mi opinión, en haberle dado la espalda a la escuela y a la educación. En el discurso de planificadores técnicos y políticos, y en general de la opinión pública, se plantea como prioridad impostergable para nuestros países la necesidad de mejorar la calidad de la educación, deteriorada por los planes de expansión y de universalización —que a pesar de todo no se ha cumplido—, como único medio para lograr la modernización. Sin embargo, no se toman medidas acordes con este clamor.
Independientemente de que la modernización —por lo menos de la manera como es entendida por las políticas neoliberales— sea o no una prioridad, la calidad de la educación sí lo es. Un ejemplo dramático de que la educación y la lectura no constituyen juegos de niños, pero sí prioridades impostergables, puede darse con los siguientes datos: en Colombia la tasa de mortalidad en niños menores de cinco años es de 336,8 por 100.000, de la cual 61,7% corresponde a enfermedades diarreicas y respiratorias. Sin embargo, Colombia tiene un sistema de salud que, teóricamente, cubre a todos los colombianos y tiene también tradición de desarrollo de estrategias de selección y producción de medicamentos esenciales genéricos; estrategias que, en teoría, deberían contribuir a mejorar el acceso. Sin embargo, cada año mueren 87.278 niños por enfermedades cuyo tratamiento habría requerido medicamentos existentes en el mercado a bajo costo (para ambas el costo no supera un dólar). Es decir, mueren 87.278 niños por la ignorancia de sus padres (Latorre, 2001).
Sin embargo, la respuesta a la necesidad de mejorar la educación pretende darse mediante el salto hacia la tecnología pasando por alto la importancia de la lectura y de la escritura, que, según algunos, seguramente serán superadas por la tecnología. Se pretende resolver un problema de fondo, de carácter conceptual, con soluciones técnicas. No es mi intención entrar en este momento en el debate que enfrenta libro y nuevas tecnologías. Lo único que desearía plantear es la urgencia de que los gobiernos de nuestros países tomen la decisión de invertir sus más importantes esfuerzos en mejorar la calidad de la educación ofreciendo soluciones de fondo y de que inscribamos nuestros proyectos de lectura en este objetivo.
De todas maneras no está por demás aclarar que plantear que la tecnología no resuelve los principales problemas que aquejan a la educación no es una posición en contra de ellas. Estoy de acuerdo con Emilia Ferreiro cuando planteaba durante el pasado Congreso Mundial de Editores realizado en Buenos Aires que las «tecnologías ayudarán a la educación en su conjunto si contribuyen a enterrar debates interminables, [...] [y que sea] bienvenida la tecnología que elimina diestros y zurdos: ahora hay que escribir con las dos manos sobre un teclado; bienvenida la tecnología que permite separar o juntar los caracteres, a decisión del productor, y bienvenida la tecnología que enfrenta al aprendiz con textos completos desde el inicio». «Pero —afirma más adelante— la tecnología, de por sí, no va a simplificar las dificultades cognitivas del proceso de alfabetización [...] ni es la oposición “método vs. tecnología” la que nos permitirá superar las desventuras del analfabetismo» (Ferreiro, 2000).
Antes que nada, la educación debe permitir la reflexión, el autoconocimiento y el conocimiento y la aceptación del otro. Debe ser una educación para el diálogo y la comunicación. Una educación para el descubrimiento de las potencialidades de cada individuo, y que desarrolle estas potencialidades. Una educación que forme y respete la autonomía. Que permita descubrirnos como ciudadanos de un país sin renunciar a ser ciudadanos del mundo. Una educación apasionada por la ciencia y no por eso menos alegre. Una educación que retome sus principios humanísticos. Que coloque al ser humano en el centro de las preocupaciones y que lo trate como sujeto. Y en todo esto la lectura y la escritura tendrán que ser protagonistas.
En definitiva pienso que se ha negado el carácter político que deben tener la educación y cualquier intento de promover la lectura, por lo menos en sociedades que, como la colombiana, requieren urgentes cambios para los cuales la lectura es un instrumento necesario. Negar este carácter político impide darle a la promoción de la lectura la dimensión que le permitiría la aceptación de las mayorías como un instrumento necesario que les permite mejorar sus condiciones de vida. Es también negar lo que de político hay en lo supuestamente apolítico.
La brasileña Regina Zilbermann afirma que es la política la que vuelve vigente a la lectura:

La política pedagógica se confunde con una pedagogía política, y ésta comienza y termina con el tipo de relación que establece con el libro. Erigido éste en la posición de receptáculo por excelencia de la cultura en el desarrollo de la civilización contemporánea, se vuelve accesible a todos y es el punto de partida de una acción cultural renovadora. En cuanto al punto de llegada, éste parte de su empeño en el sentido de discusión y de crítica del libro y con el libro. Es lo que conduce a una comprensión más amplia y segura del ambiente circundante, liberándose el lector del automatismo al que puede obligarlo el consumo mecánico de textos escritos. En consecuencia, tratándose de una vocación democrática, en la medida en que esta afirmación traduce tanto una ampliación de la oferta de bienes culturales como una apertura de horizontes, la lectura —y el libro que le sirve de soporte y motivación— será efectivamente propulsora de un cambio en la sociedad, si fuera extraída de ella la inclinación política que la vuelve vigente (Zilbermann, 1999, p. 44).

Sin embargo, no sería consecuente -ni tampoco ayuda mucho- atribuir a la lectura un poder absoluto, lo cual nos llevaría nuevamente a posiciones sectarias y fundamentalistas. La lectura no es buena ni mala en sí misma. Tener acceso a la lectura no garantiza de manera absoluta la democracia, pero no tenerlo definitivamente sí la impide o por lo menos la retarda.
Considero que tengo razones para creer que ganaríamos mucho si inscribiéramos los programas de fomento de la lectura y la escritura en proyectos políticos de cambio social, de participación, de democratización, para los cuales el mejoramiento de la educación es una condición básica. El enorme deseo de las clases populares de nuestros países de superar su situación, de mejorar sus condiciones de vida, sus ganas de aprender y de saber; la manera como estas clases se organizan para resolver sus problemas más inmediatos; los lazos de solidaridad que se establecen para, por ejemplo, organizar bibliotecas populares, pues tienen la intuición de que en estas bibliotecas puede encontrarse un instrumento que les permite mejorar, al menos, la vida de sus hijos —«salir adelante», según expresión corriente entre los sectores populares—, son algunas de estas razones.
También constituye razón de optimismo el que seamos un continente, con enormes contradicciones, es cierto, pero cuya vitalidad se expresa de mil maneras. Un continente con más de quinientos años de encuentros, de síntesis, de sincretismos, de mestizajes, de hibridaciones que, a juicio de algunos, constituyen uno de los mejores patrimonios para asumir el futuro. También, el que seamos 19 países geográficamente unidos que hablemos la misma lengua, así sea la lengua de los pobres. «El peor enemigo del castellano es la pobreza», se dijo en el Segundo Simposio sobre la lengua realizado recientemente aquí en España. Y una razón más de optimismo es el que tengamos como vecinos a otro país, Brasil, que por sí solo es un continente y en donde la reflexión sobre la lectura y su relación con la política se ha dado desde hace varias décadas; un país con el que empezamos, hace poco, un mutuo descubrimiento.
Los nuevos espacios para la lectura, en países con tantas deudas y tantas transformaciones pendientes, deben ser los espacios en donde la sociedad civil se organiza. Los proyectos de lectura deben tomar de la mano estos procesos de organización, acompañarlos, demostrar que la lectura no es un adorno ni un pasatiempo y que su valor no radica en ofrecer algunos momentos placenteros pero intrascendentes, que la lectura es un instrumento extremadamente útil a su organización y a sus vidas.
Pero lo anterior implica serios cambios en nuestras concepciones sobre la educación, y sobre la lectura, e implica, además, que reconozcamos el papel político que siempre han tenido a favor de unos pocos. Implica reconocer que, en algún momento, tanto escuela como lectura deben tomar partido por una transformación social que acabe con desequilibrios e inequidades. Implica también aceptar que la lectura, y, en especial, la lectura de la literatura, no son un medio de recreación pasiva sino que tienen un profundo sentido y valor. Que la literatura es «un lujo de primera necesidad», según palabras de Antonio Muñoz Molina (Muñoz, 1993).
Pero ante todo implica, a mi modo de ver, dos cosas: una, regresar a la escuela, recuperar el tiempo perdido en intentos erráticos, en modas importadas, en tecnología educativa, en acuerdos con Microsoft4, en fórmulas impuestas por el Banco Mundial, en compras masivas e indiscriminadas de textos que no responden a las verdaderas necesidades de la formación de lectores y que de paso comprometen, a largo plazos y con altos intereses, los escasos recursos. Es preciso apostarle a la formación de los docentes, abandonada ahora al tallerismo y a la educación no formal con la que se pretende llenar los vacíos que deja su formación básica, y que dotan al docente con técnicas de carácter instrumental que ofrecen la vana ilusión de que puede enseñar a leer sin ser lector.
Implica también apostarle a una verdadera biblioteca pública, comprometida con la comunidad, que se constituya en espacio para el encuentro real y significativo con la lectura, y no en un lugar para hacer tareas y supuestas «investigaciones» escolares. Una biblioteca real que no sea suplantada por la moda de las virtuales, en donde sean posibles la participación, la negociación, el diálogo, el debate y la reflexión a partir de la lectura de textos. En donde los ciudadanos puedan informarse bien. Una biblioteca con bibliotecarios conscientes de su papel ético y político.
Una biblioteca y una escuela que nos puedan ayudar a conseguir el país que desea William Ospina, cuando dice:

Yo sueño un país que esté unido física y espiritualmente con los demás países de la América del Sur. Que un grupo de jóvenes venezolanos o colombianos pueda tomar el tren en Caracas o en Bogotá y viajar, si así lo quiere, hasta los confines de Buenos Aires. [...] Yo sueño un país que hable de desarrollo para todos, y no a expensas del planeta sino pensando también en el mundo que habitarán generaciones futuras; que cuando hable de industria nacional sepa recordar [...] que industria son por igual los empresarios, los trabajadores y los consumidores. [...] Un país en donde sea imposible que haya gentes durmiendo bajo los puentes o comiendo basuras en las calles. [...] un país en donde los que tengan más sientan el orgullo y la tranquilidad de saber que los otros viven dignamente. Yo sueño un país inteligente, es decir, un país en donde cada quien sepa que todos necesitamos de todos, que la noche nos puede sorprender en cualquier parte y que por ello es bueno que nos esforcemos en sembrar amistad y no resentimiento. Yo sueño un país donde un indio pueda no sólo ser indio con orgullo, sino que superando esta época en que se lo quiere educar en los errores de la civilización europea aprendamos con respeto su saber profundo de armonía con el cosmos y de conservación de la naturaleza...


Notas

1 Al respecto Freire dice que «La alfabetización aparece [...] no como un derecho (un fundamental derecho), el de decir la palabra, sino como un regalo que los que “saben” hacen a quienes “nada saben”. Empezando, de esta forma, por negar al pueblo el derecho a decir su palabra, una vez que la regala o la prescribe alienadamente, no puede constituirse en un instrumento de cambio de la realidad...» (P. Freire, «La alfabetización de adultos. Crítica de su visión ingenua, comprensión de su visión crítica», en Cristianismo y sociedad. Montevideo).
Y sobre el favor como una de las formas más corrientes de la práctica política de los países de América Latina, García Canclini expresa: «El favor es tan antimoderno como la esclavitud, pero “más simpático” y susceptible de unirse al liberalismo por su ingrediente de arbitrio, por el juego fluido de estima y autoestima al que somete el interés material. Es verdad que mientras la modernización europea se basa en la autonomía de la persona, la universalidad de la ley, la cultura desinteresada, la remuneración objetiva y su ética del trabajo, el favor practica la dependencia de la persona, la excepción a la regla, la cultura interesada y la remuneración a servicios personales» (García Canclini, 1989, p. 74).
2 «Modernización con expansión restringida del mercado, democratización para minorías, renovación de las ideas pero con baja eficacia en los procesos sociales. Los desajustes entre modernismo y modernización son útiles a las clases dominantes para preservar su hegemonía, y a veces no tener que preocuparse por justificarla, para ser simplemente clases dominantes» (García Canclini, 1989, p. 67).
3 Es posible que a muchas de las acciones en el campo de la lectura se les puedan aplicar las palabras de P. Freire: «El sectarismo nada crea porque no ama. No respeta la opción de los otros. Pretende imponer la suya —que no es opción sino fanatismo— a todos. De ahí la inclinación del sectario al activismo, que es la acción sin control de la reflexión. De ahí su gusto por eslóganes que difícilmente sobrepasan la esfera de los mitos y, por eso mismo, mueren en sus mismas verdades, se nutren de lo puramente “relativo a lo que atribuyen valores absolutos”» (Freire, 1969, p. 42).
4 Acuerdos que pretenden dotar a todas las escuelas del país con computadores sin tomar en cuenta que muchas carecen de las condiciones mínimas no sólo para tener computadoras, sino para ser consideradas escuelas.


Referencias bibliográficas

Emilia Ferreiro: Leer y escribir en un mundo cambiante. Conferencia presentada por Emilia Ferreiro en el Congreso de la Unión Internacional de Editores, Buenos Aires, 1 al 3 de mayo de 2000.
Paulo Freire (1969): La educación como práctica de libertad. México: Siglo XXI.
Paulo Freire (1982): A importância do ato de ler: em três artigos que se completam. Sao Paulo: Autores Asociados/Cortez.
Néstor García Canclini (1989): Culturas híbridas. México: Grijalbo.
María Cristina Latorre (2001): Política nacional de medicamentos. Bogotá: OPS/Ministerio de Salud.
Antonio Muñoz Molina (1993): ¿Por qué no es útil la literatura? Madrid: Hiperión.
William Ospina (1999): ¿Dónde está la franja amarilla? Bogotá: Norma.
Regina Zilbermann (1999): «Sociedade e democratização da leitura», en Valdir Heitor Barzotto (dir.), Estado de leitura. Campinas: Mercado de Letras/Associação de Leitura do Brasil.

Lineamientos del Plan Nacional de lectura y bibliotecas Conpes 3222







Documento
Conpes 3222
República de Colombia
Departamento Nacional de Planeación



LINEAMIENTOS DEL PLAN NACIONAL DE LECTURA Y BIBLIOTECAS



Ministerio de Cultura
Ministerio de Educación Nacional
DNP: DDS-SE


Versión aprobada




Bogotá D.C., 21 de abril de 2003

1. INTRODUCCIÓN

Este documento presenta a consideración del Consejo de Política Económica y Social –CONPES– los lineamientos de la política nacional de lectura y bibliotecas. Esta política busca hacer de Colombia un país de lectores y mejorar sustancialmente el acceso equitativo de los colombianos a la información y al conocimiento mediante el fortalecimiento de las bibliotecas públicas, la promoción y el fomento de la lectura, la ampliación de los sistemas de producción y circulación de libros y la conformación de un sistema de información, evaluación y seguimiento de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas.


2. JUSTIFICACIÓN

El Gobierno Nacional, en su propuesta de Plan Nacional de Desarrollo “Hacia un Estado Comunitario”, ha determinado como uno de sus ejes fundamentales en materia de seguridad democrática la puesta en marcha de un Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas (PNLB), a través del cual se espera reforzar los componentes de fortalecimiento del capital social del proyecto estatal, al generar mayores condiciones de equidad y cohesión social entre las poblaciones. Adicionalmente, en materia de inversión social, la revolución educativa se constituye en el pilar de la política gubernamental. Esta estrategia privilegia el desarrollo de competencias básicas en los estudiantes, con especial énfasis en la competencia comunicativa, de modo que el PNLB se vuelve fundamental como apoyo a la revolución educativa.

El objetivo fundamental del PNLB es promover la lectura mejorando el acceso y estimulando el interés de la población colombiana hacia los libros y demás medios de difusión del conocimiento. La lectura es un instrumento que permite a las sociedades generar una actitud crítica, reflexiva y responsable frente a la información y los sucesos que orientan las decisiones y comportamientos de una comunidad. El desarrollo de habilidades asociadas con la generación de una cultura lectora contribuirá a la consolidación de espacios de participación social y al incremento de la productividad, y con ello al desarrollo económico y al ejercicio responsable de los derechos políticos y sociales por parte de los ciudadanos.

El dominio de la lectura es una herramienta esencial en el mundo moderno. El desarrollo de una sociedad basada en el conocimiento supone que la mayoría de la población tenga un nivel avanzado de lectura. El simple aprendizaje de la lectura y la escritura no crea un verdadero alfabetismo; éste sólo se fundamenta con el ejercicio continuo, para lo cual es necesario que se incorpore a los hábitos de las personas.

Las bibliotecas, por su parte, son escenarios fundamentales para el desarrollo de una sociedad. Resultan indispensables en la promoción de la lectura y el mejoramiento de la calidad de la educación al poner al servicio de las comunidades los libros y demás servicios culturales y educativos, especialmente en aquellas zonas geográficas aisladas y con problemas de accesibilidad y conectividad con el resto del país.

De acuerdo con la UNESCO, las bibliotecas constituyen una “fuerza viva al servicio de la enseñanza, la cultura y la información... indispensable para el fomento de la paz y de la comprensión entre las personas y las naciones”
[1]. La lectura en las bibliotecas no sólo refuerza las capacidades de trabajo independiente de las personas, sino que les permite desarrollar habilidades para realizar estrategias de búsqueda y actualizaciones autónomas de información, generando oportunidades para el hallazgo y la consolidación de nuevos intereses académicos y recreativos.

Además de ofrecer oportunidades para el entretenimiento y el acceso al conocimiento, particularmente de aquellos grupos de población que no hacen parte del sistema educativo formal, las bibliotecas, en especial las de carácter público, contribuyen a la formación profesional y a la preparación laboral en un contexto de rápido cambio tecnológico, que hace obsoletos en muy poco tiempo los contenidos recibidos en el sistema educativo formal.

Con la puesta en marcha del PNLB se acogen las recomendaciones de la “Declaración Mundial sobre Educación para Todos”, que reconoce la lectura y la escritura, junto con la expresión oral, el cálculo y la solución de problemas, como herramientas esenciales para el pleno desarrollo del ser humano
[2]. Asimismo, se atienden las observaciones establecidas en el “Manifiesto de la UNESCO a favor de las Bibliotecas Públicas”, que señala la importancia de que los países adopten “una política clara, que defina objetivos, prioridades y servicios en relación con las necesidades de la comunidad local”[3]. Al ser Colombia un país pluriétnico y multicultural, el PNLB propicia los medios para que a través de las bibliotecas, los libros, la lectura y las narraciones, se promueva el diálogo entre regiones, culturas y saberes, se comprenda la diversidad y se fortalezca el valor del respeto por el otro.

3. DIAGNÓSTICO: DETERMINANTES DE LA LECTURA EN COLOMBIA

Colombia registra índices de hábitos de lectura precarios, que se reflejan en niveles de consumo de libros y de utilización de las bibliotecas muy inferiores a los de países con altos e incluso similares niveles de desarrollo. Además, en las evaluaciones a los estudiantes tanto a nivel nacional como internacional, se percibe un escaso desarrollo de las competencias comunicativas. Las acciones desarrolladas para superar esta problemática han resultado insuficientes, fundamentalmente por la inexistencia de una política pública que las integre, no sólo con el propósito de mejorar su efectividad sino también de lograr una mayor cobertura nacional, pues existen regiones del país ampliamente desatendidas
[4].

3.1. Comportamientos lectores de los colombianos

En materia de lectura, se estima que de un total de 13.023.964 habitantes que conforman la población en edad de trabajar ubicada en las principales áreas urbanas, más de 30% no lee. De acuerdo con Fundalectura, 6,3 millones de habitantes declaran que entre sus lecturas se encuentran libros pero sólo 5,8 millones reportan haber leído al menos un libro en el último año
[5]. En relación con el sector rural, las difíciles condiciones en términos de acceso a los canales de distribución de material bibliográfico, y la inexistencia de información para determinar los hábitos lectores de la población allí localizada, permiten colegir que la situación es más crítica en este grupo poblacional.


Cuadro 1















*PET: Población Económicamente Activa
Fuente: Melo, 2001, “Hábitos de Lectura y Uso de Bibliotecas en Colombia”, en: Hábitos de Lectura y Consumo de Libros en Colombia, Fundalectura, Ministerio de Cultura, Ministerio de Educación, Dane, Cerlalc, Cámara Colombiana del Libro, Bogotá.


Entre los factores que explican los bajos niveles de lectura en Colombia, se destacan los problemas asociados con la calidad del sistema educativo, así como la escasa importancia que se le asigna a este tema en la mayor parte de los hogares. La mayoría de la población que deja de asistir al sistema educativo abandona la lectura de libros, lo que parece ser explicado, según los resultados de recientes evaluaciones realizadas en el país, por la evidencia de un alto porcentaje de estudiantes que no desarrolla competencias lectoras superiores a la interpretación literal del texto[6].

En competencias lectoras Colombia ocupa el lugar 30 entre 35 países, siendo la razón fundamental la dificultad que representa para nuestros estudiantes entender lo que leen. Más de 70% de los niños y jóvenes colombianos pertenecientes al sistema educativo están en el nivel de lectura más básico: responden a preguntas cuya respuesta está explícita en el texto pero tienen dificultad para establecer relaciones entre distintas ideas del texto, no tienen comprensión global y mucho menos hacen una lectura crítica para formarse una opinión sobre el texto
[7]. Esto representa una gran limitación para el desarrollo de una cultura de lectura en nuestro país.


3.2. La oferta editorial

El problema de la lectura no sólo obedece a razones educativas; es también un problema del mercado editorial y su limitada oferta. En el caso colombiano los canales de distribución y comercialización de libros revelan niveles de crecimiento muy bajos y altísima concentración en el centro del país.

Se estima que en 2001 se vendieron 28.527.759 volúmenes, de los cuales 20.806.790 fueron editados e impresos en el país, mientras que 7.720.969 fueron importados. Lo anterior indica que en Colombia se vendieron durante ese año tan sólo 0.72 libros por habitante
[8]. Además, el comportamiento del mercado interno de libros ha sido apenas estable, manteniendo las ventas nominales alrededor de los 200.000 millones de pesos, mientras que las ventas en el exterior presentan un crecimiento de 40% en 2002.



Gráfico 1









PVN: Precio de Venta Nominal
Fuente: CCL, Estadísticas del Libro en Colombia 2001, 2002.

A los problemas que genera la insuficiente oferta editorial se suma la alta concentración de las ventas, pues se estima que casi el 50% de las mismas se realiza en Bogotá, mientras que otras ciudades capitales como Santa Marta, Tunja, Manizales y Popayán contribuyen con menos del 1% cada una. Esto refleja las enormes disparidades que persisten en Colombia en materia de acceso a libros y, por ende, a la información, al conocimiento y a la cultura escrita.


Cuadro 2
Participación de las ventas editoriales







Fuente: CCL, Estadísticas del Libro en Colombia 2001, 2002.

3.3. Los servicios bibliotecarios

Un tercer aspecto que se debe tener en cuenta al momento de hacer un diagnóstico de la situación de la lectura en Colombia corresponde a la insuficiencia de los servicios de bibliotecas públicas, especialmente en aquellas regiones más pobres y con menor capacidad de acceder al conocimiento.

A pesar del crecimiento considerable del número de bibliotecas públicas en el país durante las últimas tres décadas[9], la calidad de sus servicios y su cobertura son limitados. No obstante, la asistencia a bibliotecas públicas se ha duplicado en la última década, como resultado del mejoramiento del servicio en algunas pocas ciudades, que concentran la mayoría de bibliotecas con infraestructura y colecciones adecuadas. Es el caso del mejoramiento del sistema de bibliotecas de Bogotá, la expansión de la red de bibliotecas de las cajas de compensación familiar y del Banco de la República, y la creación y expansión de algunos sistemas de bibliotecas populares. La respuesta positiva de la asistencia a bibliotecas ante estas mejoras lleva a concluir que aún existe una demanda social insatisfecha por servicios bibliotecarios que debe ser atendida.

Cuadro 3









Fuente: Biblioteca Nacional, Grupo de Bibliotecas Públicas, 2002



En términos generales, la capacidad de las bibliotecas públicas colombianas es desigual por su alta dependencia a la voluntad política de los gobernantes locales. Estos adquirieron mayores responsabilidades y competencias sobre la ejecución de la política educativa y cultural de sus municipios, como resultado del proceso de descentralización administrativa. Tradicionalmente, los proyectos bibliotecarios no han estado integrados a los programas de gobierno municipal ni departamental por no ser considerados prioritarios. Esto se refleja no sólo en la baja calidad e insuficiencia de la infraestructura física, el personal, los servicios prestados, las colecciones bibliográficas y los procesos técnicos propios de cada biblioteca, sino también en su capacidad de desarrollar programas que estimulen la lectura y, por ende, atraigan nuevos usuarios.

Uno de los factores que ha afectado en forma más seria la calidad de los servicios de las bibliotecas públicas es la elevada rotación del personal que las atiende, por razones políticas o administrativas. Esto destruye la eficacia de los programas de formación de personal emprendidos por algunas instancias y hace imposible que los encargados tengan el conocimiento indispensable y detallado de las colecciones que tienen a su cargo.

Muy pocas bibliotecas realizan acciones orientadas a consolidar sus colecciones patrimoniales, especialmente aquellas correspondientes a publicaciones locales. De esta manera, se pierde una oportunidad para que la biblioteca produzca sus propios medios de consulta, lo cual afecta negativamente la cultura, la identidad, la memoria colectiva y la historia.

A las deficiencias anteriores se suma aquella denominada “escolarización de las bibliotecas públicas”, que revela cómo en muchos casos la oferta de material bibliográfico se ha dirigido casi exclusivamente a satisfacer la demanda de la población de usuarios con necesidades académicas, en detrimento de las necesidades de información de otros grupos de población que no se encuentran inscritos en los procesos de educación formal, que no están iniciados en las bondades y beneficios de la palabra escrita o que no cuentan con otros servicios alternativos para cubrir sus necesidades de información, lectura y conocimiento.

El Gobierno Nacional ha realizado diversos esfuerzos por mejorar la gestión y desarrollo de las bibliotecas públicas, muchos de los cuales se han desarrollado a través de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP), que es parte de la Biblioteca Nacional, Unidad Administrativa Especial del Ministerio de Cultura. La RNBP, creada en 1978, “más que una red de bibliotecas que compartan servicios y recursos, se ha (comportado como) un sistema abierto en el que las entidades gubernamentales (representadas por las instancias de coordinación central), ofrecen algunos servicios de apoyo a las bibliotecas afiliadas: capacitación, distribución ocasional de libros y publicaciones, realización de encuentros y conferencias, y desarrollo de políticas elementales de coordinación y normalización”

[10].

Desde sus orígenes, la RNBP ha buscado integrar diversos subsistemas de bibliotecas públicas, entre los que sobresalen aquellas pertenecientes a la Red de Bibliotecas del Banco de la República, las que hacen parte de la Red de Bibliotecas de las cajas de compensación familiar y las pertenecientes a Bibliored, en Bogotá
[11]. No obstante, los sistemas de información y de comunicación entre estos subsistemas y las demás bibliotecas de la RNBP han carecido de soportes informáticos y no han contado con la infraestructura de comunicaciones requerida, lo cual ha impedido compartir información relevante en aspectos como la catalogación, la conservación de obras gráficas y audiovisuales, la dotación de colecciones, el diseño y desarrollo de programas de fomento y promoción de la lectura, y la capacitación del personal bibliotecario.

Cuadro 4





Cuadro 5



Fuente: Comfamiliar del Atlántico, 2002

Aunque la RNBP actualmente reúne 1.194 bibliotecas públicas, distribuidas en 798 municipios, se estima que alrededor de 300 municipios no cuentan con una biblioteca pública. Del total de la población sin acceso adecuado a los sistemas bibliotecarios, casi 70% se localiza en zonas rurales, lo que demuestra las mayores carencias y desventajas de la población que no habita las cabeceras urbanas.

Los problemas de cobertura de servicios bibliotecarios son especialmente notorios en los departamentos de Nariño, Boyacá, Cundinamarca, Santander, Sucre, Casanare, San Andrés y Providencia, Vaupés, Vichada y Chocó, que presentan porcentajes de déficit superiores al 40% en términos de municipios desatendidos.

3.4. Iniciativas para la formación de bibliotecarios, y la promoción y fomento de la lectura

Un último aspecto que tiene efectos sobre los comportamientos lectores de los colombianos y la calidad de sus servicios bibliotecarios es el que tiene que ver con las acciones e iniciativas desarrolladas en materia de formación, promoción y fomento, especialmente aquellas que tienen como eje temático la biblioteca y la lectura de sus colecciones, así como los demás medios de información escrita. En este contexto se inscriben acciones tanto en el nivel de la educación formal como no formal.

En cuanto a la educación formal, sobresalen los esfuerzos orientados a profesionalizar la labor de los bibliotecólogos, que se iniciaron con la creación en 1956 de la Escuela Iberoamericana de Bibliotecología, adscrita a la Universidad de Antioquia, en Medellín. Desde entonces, se han creado 4 nuevas facultades en Bogotá y Armenia, cuyo número de egresados asciende a 2.000.

A pesar de la importancia que ha tenido la profesionalización de la bibliotecología en Colombia, su impacto sobre los servicios de las bibliotecas públicas, principalmente aquellas de los municipios más pequeños, ha sido muy bajo, fundamentalmente porque los egresados de esas carreras normalmente se han empleado en instituciones u organizaciones ubicadas en ciudades principales, diferentes a bibliotecas públicas municipales. En otras palabras, las facultades de bibliotecología existentes han producido egresados que no tienen mayor interés en ejercer su profesión en bibliotecas públicas en municipios diferentes a las grandes capitales, dado el tipo de formación que reciben.

Mientras tanto, el personal con que cuenta la mayoría de las bibliotecas públicas del país, que en un 48% corresponde a auxiliares, en 15,7% a técnicos y tan sólo en 24,5% a profesionales, ha carecido de verdaderas posibilidades de formación en el nivel técnico, pues no se ha identificado una oferta adecuada de programas de educación formal que atiendan sus necesidades. La insuficiente formación de los bibliotecarios no sólo limita el desarrollo de sus capacidades técnicas, sino que afecta sus posibilidades de actuar como mediadores de la lectura, desde su actividad profesional.

Este vacío en materia de formación ha sido parcialmente cubierto por organizaciones que adelantan iniciativas de educación no formal, entre las que sobresalen la propia RNBP, la Fundación para el Fomento de la Lectura (FUNDALECTURA), Asolectura, el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), las bibliotecas del Banco de la República, las cajas de compensación familiar, algunas instituciones individuales como la Biblioteca Pública Piloto de Medellín y el Ministerio de Cultura, a través de su red de talleres literarios. Los avances en este sentido han sido importantes e incluyen experiencias en formación técnica, conformación de grupos y redes pedagógicas, publicaciones, investigación, congresos y seminarios, eventos y campañas
[12].

Además de las actividades de formación del recurso humano, se han desplegado otras acciones de promoción y fomento de la lectura orientados a generar hábitos de lectura en las comunidades locales. Una encuesta realizada por Fundalectura entre 145 instituciones, reportó la existencia de 48 programas de este tipo en Colombia, entre los que sobresalen los desarrollados por las cajas de compensación familiar, pues no sólo han contado con mayores recursos disponibles sino que además han desarrollado metodologías y procesos efectivos. La misma investigación evidencia un incremento de tales iniciativas en los dos últimos años
[13].

A pesar de estas experiencias positivas, la mayoría de las acciones emprendidas se han caracterizado por su alta dispersión y desarticulación, en ausencia de un marco de política nacional de promoción y fomento de la lectura. De acuerdo con la información disponible, casi 70% de las iniciativas se ha concentrado en el área urbana, por lo que las comunidades rurales, las minorías étnicas y la población en condición de desplazamiento se encuentran altamente desatendidas; sólo unos pocos departamentos y Bogotá reportan programas orientados a fortalecer las capacidades lectoras de grupos poblacionales específicos como los jóvenes adultos, ancianos y madres comunitarias; además, la mayoría de estos programas se caracterizan por su baja continuidad, si se tiene en cuenta que el 65% tiene una vigencia inferior a 5 años
[14].

Los problemas anteriores, sin embargo, han motivado acciones estratégicas correctivas, que han resultado en propuestas innovadoras y efectivas, muchas de las cuales se encuentran en proceso de implementación por diversos actores públicos y privados. Estas nuevas iniciativas ofrecen un importante potencial que se espera sea apropiadamente articulado con el PNLB.


4. EL PLAN NACIONAL DE LECTURA Y BIBLIOTECAS

El análisis de la situación de la lectura en Colombia, que se agrava tanto por las debilidades de la mayoría de servicios bibliotecarios como por la dinámica negativa del mercado interno del libro y la ausencia de una estrategia integral de promoción y fomento de la lectura, han motivado al Gobierno Nacional a priorizar, dentro de su estrategia de desarrollo social y cultural, la consolidación de una política de lectura y bibliotecas, la cual se concibe como un ejercicio de participación activa de todos aquellos actores públicos y privados, así como de la comunidad internacional. El PNLB exige, entonces, un gran esfuerzo de concertación entre las comunidades y los sectores público y privado, así como la coordinación interinstitucional entre diferentes niveles de gobierno.

Aunque se inscribe como una propuesta del Gobierno Nacional para el presente cuatrienio, el PNLB ha sido concebido como un proyecto de largo plazo y de continuo mejoramiento, hasta lograr que Colombia se convierta en un país de lectores
[15]. Su construcción, entonces, es dinámica y será necesario que los actores involucrados en su desarrollo establezcan procesos continuos de evaluación y seguimiento, que permitan la puesta en marcha de nuevas iniciativas y estrategias, acordes con las necesidades cambiantes de sus beneficiarios.

4.1. Las bases del PNLB

El marco general del PNLB lo proporciona la Ley General de Cultura (397 de 1997), que establece en su artículo 24:

“Los gobiernos nacional, departamental, distrital y municipal consolidarán y desarrollarán la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, coordinada por el Ministerio de Cultura, a través de la Biblioteca Nacional, con el fin de promover la creación, el fomento y el fortalecimiento de las bibliotecas públicas y mixtas y de los servicios complementarios que a través de estas se prestan. Para ello, incluirán todos los años en su presupuesto las partidas necesarias para crear, fortalecer y sostener el mayor número de bibliotecas públicas en sus respectivas jurisdicciones.

El Ministerio de Cultura, a través de la Biblioteca Nacional, es el organismo encargado de planear y formular la política de las bibliotecas públicas y la lectura a nivel nacional y de dirigir la Red Nacional de Bibliotecas Públicas”
[16].

De la misma manera, el Documento CONPES 3162 de 2002, “Lineamientos para la Sostenibilidad del Plan Nacional de Cultura: 2001 - 2010", señala, entre otras, las siguientes prioridades en materia de política:

Elaborar un plan de acción que contenga los lineamientos de apoyo del Ministerio de Cultura a los procesos de planeación regional y a la gestión cultural de las bibliotecas.
Desarrollar la agenda de conectividad del sector cultural, aprovechando las tecnologías de información existentes y agrupando herramientas interactivas que permitan al público en general tener acceso a la información en línea, específicamente a través de las bibliotecas.
Crear alianzas locales para asociar a los sectores educativo y cultural alrededor de programas de calidad
[17].

Lo anterior es reiterado en el proyecto del Plan Nacional de Desarrollo “Hacia un Estado Comunitario”, que en su estrategia de “Seguridad Democrática”, capítulo “Fortalecimiento de la Convivencia y los Valores”, señala que se pondrá en marcha el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas cuya meta es hacer de Colombia un país de lectores y mejorar sustancialmente el acceso equitativo de los colombianos a la información y al conocimiento. Con este fin, se fortalecerán aproximadamente 500 bibliotecas públicas y privadas, se ampliará su dotación en materia de bienes y servicios, y se adelantarán campañas de promoción del libro y la lectura”
[18].

4.2. Objetivos

4.2.1 Objetivo General

El objetivo fundamental del Plan es mejorar los niveles de lectura y fortalecer los servicios prestados por las bibliotecas públicas colombianas. Así, se espera facilitar el acceso de manera equitativa de todas las comunidades rurales y urbanas a la información, el conocimiento y el entretenimiento a través de los libros, desarrollando los principios de la propuesta de seguridad democrática del Gobierno Nacional.

De esta manera, se aspira a contribuir al desarrollo individual de los ciudadanos así como al desarrollo social de las comunidades, creando, afianzando y difundiendo una cultura de la lectura. Esta se convertirá en una práctica cotidiana para que los ciudadanos la integren a su vida como un recurso de aprendizaje, información, educación y entretenimiento, atendiendo el principio de equidad y reconociendo así su valor social.

4.2.2 Objetivos específicos

Consolidar un marco institucional, en el cual sea posible articular todos los esfuerzos de las diferentes organizaciones públicas y de la sociedad civil vinculadas con la promoción y fomento de la lectura, potenciando el papel de la biblioteca pública como elemento central de esta estrategia y articulando al sector editorial como actor fundamental en la producción de libros y material bibliográfico.

Mejorar los niveles de cobertura y calidad de las bibliotecas públicas y los sistemas que las integran, interviniendo en la ampliación y mejoramiento de sus colecciones, equipos, infraestructura y servicios. De esta manera, se espera consolidar su papel protagónico en el desarrollo social del país, al atender las necesidades de información, lectura y conocimiento de las comunidades locales, tanto de aquellas que participan de los procesos formales de educación como las que encuentran fuera de ellos.

Consolidar un sistema de información, que no sólo apoye a las bibliotecas públicas en la realización de actividades y procesos técnicos propios de su operación, sino que además genere información que apoye a los diferentes actores para que desarrollen de manera más efectiva sus procesos de toma de decisiones y establezca lineamientos de políticas en los diferentes niveles de gobierno.

Dinamizar los mercados locales del libro, revirtiendo el proceso de estancamiento del mercado interno que se ha observado en los últimos años, lo cual además de incidir negativamente sobre el acceso al conocimiento y al entretenimiento escrito, afecta la dinámica de un sector productivo de interés nacional.

Consolidar estrategias de promoción y fomento de la lectura, tanto en el nivel de educación formal como no formal, de manera que se contribuya ampliamente a mejorar las capacidades del recurso humano de las bibliotecas públicas y se consoliden comunidades lectoras en torno a estas instituciones.

4.3. Componentes

La ejecución del PNLB se hará respetando y fortaleciendo el modelo descentralizado que caracteriza la organización del Estado colombiano, pues involucra a los departamentos y municipios como actores fundamentales para el logro de sus objetivos. Los esfuerzos de articulación entre los diferentes niveles de gobierno serán complementados por una estrategia de colaboración y trabajo compartido con el sector privado, organizaciones del orden internacional y otras fuentes de cooperación nacionales e internacionales. De esta manera, se busca estimular el desarrollo local en una perspectiva global, generando capacidades y formando ciudadanos y comunidades lectoras, con actitudes críticas frente a la información y al conocimiento.

El PNLB contará con una instancia asesora, el Consejo Nacional del Libro y la Lectura, que se reunirá periódicamente para evaluar la pertinencia de las diferentes acciones y proyectos que se adelanten y su impacto en el cumplimiento de los objetivos planteados. Su función, además, será garantizar la articulación y facilitar la definición de roles y responsabilidades de las diversas instancias de coordinación. El PNLB contempla el desarrollo de estrategias y la realización de acciones en seis áreas fundamentales, cuyos lineamientos se describen en adelante.

4.3.1. Fortalecimiento de las bibliotecas públicas

A través del PNLB se fortalecerán las bibliotecas públicas y los sistemas que las integran, en especial la RNBP. De esta manera se busca potenciar su papel articulador, liderando la definición y formulación de las políticas de lectura de los departamentos y municipios. En este sentido, se adelantarán acciones relativas al mejoramiento de su infraestructura, equipos y colecciones, así como al impulso de la coordinación con las autoridades gubernamentales y con el sistema de bibliotecas escolares. Además se propenderá por el desarrollo de nuevos servicios y programas, que satisfagan las necesidades tanto de las comunidades que asisten a la biblioteca pública como de aquellas que no lo hacen. De esta manera, se busca consolidar un modelo de biblioteca pública que contribuya a “la formación de lectores informados, críticos, participativos, autónomos y con sentido de pertenencia hacia la comunidad que conforman y, además, con herramientas para transformar su entorno” (Rodríguez, 2002).

Fortalecimiento de la RNBP

El PNLB propone adelantar un trabajo interinstitucional de concertación y articulación, que lidere la Biblioteca Nacional a través de la RNBP, con la participación activa de las administraciones de los departamentos y municipios para que formulen y definan conjuntamente con el Gobierno Nacional y otros actores sociales relevantes sus respectivos Planes Operativos Departamentales de Lectura y Bibliotecas, y sus correspondientes capítulos municipales. Los Planes Operativos estarán orientados a facilitar en cada departamento y municipio la planeación de las acciones que se desarrollarán durante la fase de ejecución del PNLB, lo cual permitirá coordinar esfuerzos y maximizar los recursos que aportan tanto los gobiernos nacional y local, como el sector privado (en especial entidades sin ánimo de lucro y cajas de compensación familiar) y la sociedad civil.

Puesto que la logística implícita en la estrategia operativa no aconseja su puesta en marcha en la totalidad de los departamentos del país de manera simultánea, se tiene proyectado adelantar la primera fase en aquellos departamentos que cuenten con las condiciones más precarias en cuanto a cobertura de servicios bibliotecarios, siempre y cuando exista la voluntad política de las autoridades locales para respaldar las estrategias y acciones propuestas en el marco del PNLB.

En desarrollo de los Planes Operativos se adelantarán acciones de asistencia técnica y acompañamiento orientadas a definir responsabilidades y fortalecer la capacidad de gestión de los actores locales, en torno a la operación y sostenibilidad de sus bibliotecas públicas, así como respecto a su articulación con el sector privado y las comunidades, para la implementación de servicios y programas complementarios que atiendan las necesidades de sus poblaciones.

Como resultado de estas acciones, que tienen un componente altamente participativo, se espera que los municipios desarrollen mayores capacidades para garantizar la sostenibilidad técnica, financiera y social de sus bibliotecas públicas, y para que asuman los costos e inversiones necesarias para su puesta en marcha, cuando no existan. En este sentido, será muy importante el establecimiento de mecanismos administrativos que garanticen la continuidad del personal de las bibliotecas públicas, pues en buena medida este factor determinará el éxito de las estrategias de promoción y fomento de la lectura. En el nivel departamental, por su parte, se buscará consolidar mayores capacidades de coordinación que faciliten la interlocución entre las instancias municipales y nacionales y que refuercen la coordinación con los servicios de bibliotecas del sector escolar.

Además se integrarán todas las de bibliotecas públicas del país en la RNBP, a partir de una estructura de nodos regionales y redes departamentales. De esta manera, se buscará descentralizar funciones y consolidar procesos en ciertas bibliotecas públicas que hagan parte de una misma entidad territorial. La consolidación de la RNBP y de las redes departamentales no sólo facilitará el intercambio de información, sino que además contribuirá a consolidar metodologías para la adquisición de nuevas colecciones, fortalecerá la función patrimonial de algunas bibliotecas públicas, facilitará actividades de catalogación y demás procesos técnicos, y mejorará la administración de los sistemas de información, racionalizando los costos de operación de estas actividades.

Por último, se establecerán instrumentos como las redes de lectores y promotores de lectura, con el sector educativo, así como las asociaciones de amigos de las bibliotecas públicas, que garanticen la participación efectiva de la sociedad civil en la planeación y el control de las actividades a desarrollar por las autoridades municipales y las bibliotecas públicas, de manera que la continuidad de las estrategias y acciones que se definan se vean reforzadas institucionalmente al no depender exclusivamente de la voluntad de los gobiernos locales.

Apoyo en la identificación y mejoramiento de la infraestructura de las bibliotecas públicas colombianas

En materia de infraestructura, además de los apoyos tendientes al mejoramiento y, excepcionalmente, a la construcción de infraestructura que se concreten a través de la cooperación internacional, se adelantarán acciones para que los municipios se hagan responsables de habilitar y adecuar los espacios físicos donde se localiza o localizará su biblioteca pública, los cuales deberán contar con ciertas condiciones mínimas, que garanticen la adecuada protección de las colecciones y la correcta prestación de los servicios.

En desarrollo de esta estrategia, el Ministerio de Cultura apoyará la realización de un diagnóstico en cada municipio que se beneficie con el PNLB, de las condiciones estructurales, de distribución de espacios y conectividad de sus bibliotecas públicas, para lo cual se buscará la participación activa de las autoridades departamentales y municipales. Asimismo, se adelantará una tarea de coordinación interinstitucional con otras instancias del nivel nacional, instituciones de cooperación internacional y actores locales que adelanten o financien proyectos de construcción de infraestructura física para servicios sociales en municipios, con el propósito de identificar espacios físicos y proyectos en desarrollo que puedan servir como alternativas de localización de las bibliotecas públicas, en especial en aquellos municipios que actualmente no cuentan con ellas. Es especialmente importante la participación del sector educativo en este proceso tanto como usuarios de las bibliotecas, como posibles oferentes en los casos en los cuales la infraestructura escolar pueda ponerse a disposición de la comunidad en las mismas condiciones de las bibliotecas públicas.

Esta estrategia contempla, además, la identificación y búsqueda de alternativas de financiamiento de las inversiones que se requieran en materia de infraestructura y equipos de comunicaciones, para garantizar la conectividad de las diferentes bibliotecas públicas. Puesto que la Agenda de Conectividad tiene como una de sus prioridades “fortalecer la infraestructura nacional de telecomunicaciones y ofrecer acceso a las tecnologías de la Información a la mayoría de los colombianos, a costos más asequibles”
[19], se ha considerado fundamental su participación en el diseño de la estrategia de conectividad de las bibliotecas que conforman la RNBP, con el propósito de ofrecer a todas las bibliotecas donde sea técnicamente posible conexión a los sistemas de información en red.

Dotación de colecciones y equipos para las bibliotecas públicas

Dado el atraso o inexistencia de colecciones adecuadas, el PNLB tiene como componente principal, en su fase inicial, aquel correspondiente a la dotación bibliográfica. El Ministerio de Cultura, con el apoyo del Banco de la República, apoyará a las bibliotecas públicas que serán intervenidas en el marco del Plan, con la entrega de dotaciones bibliográficas, equipos, un software de administración bibliográfica y material audiovisual.

El Banco de la República, a través de la Biblioteca Luis Ángel Arango y en coordinación con la Biblioteca Nacional, será el encargado de proponer una lista básica de títulos bibliográficos, compuesta principalmente por libros pero también por material audiovisual complementario, los cuales se entregarán a cada una de las bibliotecas públicas del país que se beneficien con el PNLB.

Además de los aportes del Gobierno Nacional, se buscará que el sector privado, así como los organismos y agentes de cooperación internacional, se integren a la estrategia de dotación bibliográfica del PNLB, aportando libros y material audiovisual de calidad y acorde con las necesidades de información locales.

De manera complementaria a la dotación básica, se establecerán proyectos de actualización de los inventarios bibliográficos de las bibliotecas públicas, especialmente con publicaciones cuyo contenido sea específicamente de interés regional. Esto, además de garantizar la atención de las necesidades de las comunidades locales, contribuirá al enriquecimiento patrimonial de las bibliotecas públicas.

Ampliación y mejoramiento de los servicios de información local


Una estrategia complementaria en materia de fortalecimiento de las bibliotecas contempla la promoción de servicios de información local, que respondan a las necesidades no sólo de los usuarios actuales sino de los potenciales. Desde esta perspectiva, se desarrollarán proyectos orientados a hacer de las bibliotecas públicas generadoras de contenidos, produciendo y divulgando información sobre su gestión, programas gubernamentales y comunitarios, eventos educativos y culturales, balances institucionales, trámites y procedimientos para acceder a servicios, entre otros.

Se hará especial énfasis en la denominada “literatura gris”, que incluye periódicos alternativos, boletines y plegables, ente otros, la cual normalmente no ha sido parte del acervo de las bibliotecas públicas. El desarrollo de esta estrategia contempla el diseño y normalización de sistemas de recolección, almacenamiento y recuperación de dicha información.



4.3.2. Formación, promoción y fomento de lectura

El PNLB incluye un componente de formación, promoción y fomento de la lectura que respalda y acompaña, desde el punto de vista técnico y social, los esfuerzos que se hagan en materia de dotación bibliográfica, ampliación de los mercados del libro y demás áreas de intervención. El desarrollo de este componente busca, además de mejorar la calidad de los recursos humanos involucrados en la promoción y fomento de la lectura a nivel local, conformar comunidades de lectores permanentes entre los diversos grupos poblacionales, que valoren a la biblioteca pública como una institución social fundamental en su formación. Las actividades que se proyectan en este sentido, las cuales serán desplegadas tanto en materia de educación formal como no formal, se definirán a partir de los estudios y evaluaciones que se han realizado sobre los comportamientos y las competencias lectoras de los colombianos, entre los que sobresalen la Encuesta Nacional de Hábitos de Lectura, Asistencia a Bibliotecas y Consumo del Libro en Colombia, que se complementen con los resultados de las pruebas de competencias que ha venido realizando el sistema Saber durante ya una década, como parte del Sistema Nacional de Evaluación de la Educación.

Capacitación y promoción de la lectura en el nivel de educación formal

Respecto a la educación formal, todo el sistema educativo enfocará sus esfuerzos a mejorar la competencia comunicativa de los estudiantes y en especial las habilidades de lecto-escritura. Para esto será necesario promover la lectura al interior de las instituciones educativas, superando la exclusiva de textos, para buscar que los niños y jóvenes disfruten esta actividad y la vuelvan una práctica corriente en y fuera de la escuela.

Se propone conformar un sistema de formación técnica en bibliotecología y promoción de lectura conjuntamente con el SENA, que aproveche la infraestructura y cobertura de los programas que adelanta dicha institución. Así, se busca contribuir al mejoramiento del nivel del recurso humano, actual y futuro, con que cuentan las bibliotecas públicas colombianas, brindando oportunidades para su continua calificación. De esta manera, se logrará satisfacer la demanda de capacitación técnica generada en todo el país, en virtud de la implementación del Plan, por el personal que ocupe los puestos de trabajo que se creen en virtud del fortalecimiento de las bibliotecas públicas existentes y la creación de nuevas, en aquellos lugares que no dispongan de ellas.

Para el desarrollo curricular de esos programas se buscará la vinculación activa de las facultades de bibliotecología del país, las cuales cuentan con una importante experiencia en ese campo, así como de otras instituciones a nivel internacional, cuyo apoyo buscará ser definido por la vía de la cooperación internacional.

Formación, promoción y fomento de la lectura en el nivel de educación no formal

En el plano de la educación no formal se emprenderá un trabajo sistemático en torno a la consolidación de grupos de promotores y comunidades lectoras, que conciban el lenguaje escrito como herramienta educativa, fundamental para su desarrollo individual y colectivo
[20]. Las actividades que se proyectan en este sentido, las cuales complementarán los esfuerzos que se hagan en el plano de la educación formal, buscarán mejorar los niveles de articulación que actualmente existen entre los diferentes actores involucrados en el desarrollo de programas de promoción y fomento de la lectura, incorporando además acciones que mejoren su evaluación y seguimiento.

En particular, se pretende adelantar acciones de capacitación de bibliotecarios y maestros, que permitan el fortalecimiento de su formación como lectores. Además, en el caso de los responsables de las bibliotecas, se adelantarán programas de capacitación en temas técnicos y operativos, que contribuyan a mejorar su gestión, así como su capacidad de administración de las bibliotecas públicas. Asimismo, se pondrán en marcha proyectos dirigidos a las comunidades, cuyo propósito será incentivar entre ellas el apoyo a los servicios bibliotecarios y el desarrollo de hábitos lectores, especialmente los relacionados con el uso de las colecciones bibliográficas con que contarán las bibliotecas públicas
[21].

El diseño y puesta en marcha de estas actividades buscará vincular a aquellas organizaciones con mayor experiencia en este campo, entre las que sobresalen Fundalectura, así como la red de bibliotecas del Banco de la República, el Cerlalc, Asolectura, la Biblioteca Pública Piloto de Medellín y las cajas de compensación familiar, las cuales tienen vínculos con actores locales que deberán ser consolidados para darle continuidad a las acciones de forma paralela a la puesta en marcha del PNLB.

En la programación de actividades de las bibliotecas se introducirán programas que permitan a la comunidad elevar su capacidad de lectura, de disfrute de los libros, y de utilización de la lectura en la vida diaria.





4.3.3. Ampliación de los sistemas de producción y circulación de los libros

El tercer componente del PNLB busca diseñar y poner en marcha, conjuntamente con otros organismos públicos, asociaciones civiles y empresas del sector privado, programas y estrategias para incrementar la producción y circulación de los libros y demás material bibliográfico en Colombia. De esta manera, se busca contribuir al cumplimiento a los objetivos de la Ley 98 de 1993, la cual dicta normas sobre la democratización y fomento del libro en Colombia, ysuperar las limitaciones de acceso que presenta el mercado editorial, especialmente para las poblaciones más vulnerables y más alejadas del centro del país.

Producción de colecciones de circulación masiva y bajo costo

Una de las estrategias a ser adoptadas está dirigida a fomentar la producción de colecciones bibliográficas de circulación masiva y bajo precio, para lo cual se incentivará la activa participación del sector editorial, como actor fundamental en el proceso de ampliación de la oferta editorial nacional. En particular, se buscará la vinculación de la Cámara Colombiana del Libro, dada su alta representatividad del sector editorial nacional, así como de Andiarios, cuyos agremiados tienen una presencia importante en las regiones y además cuentan con una amplia infraestructura de comercialización local que puede contribuir al logro de las metas del PNLB. El diseño y puesta en marcha de proyectos que permitan realizar publicaciones y producir material, además de dinamizar los mercados editoriales y de comercialización del libro a nivel local, contribuirá a la conservación y transmisión de la tradición oral y escrita de las comunidades, lo cual constituye un insumo fundamental para fortalecer el carácter patrimonial de las bibliotecas. En este sentido será muy importante la producción de material bibliográfico que incorpore al lenguaje escrito las tradiciones, costumbres y demás aspectos relevantes de la cultura oral de las comunidades del país.

Fortalecimiento de las ferias locales del libro

A través de esta estrategia, se busca consolidar los esfuerzos a nivel regional con la celebración de ferias del libro, ampliando su cobertura a una mayor cantidad de regiones del país. El PNLB prevé apoyar el desarrollo de dichas ferias regionales, mejorando los niveles de acercamiento entre editores y libreros locales, para garantizar una oferta de libros amplia y diversa. Se buscará que las librerías locales establezcan acuerdos con la mayor cantidad de editores posibles, para que las ferias cuenten con una oferta editorial adecuada. De esta manera, se contribuirá a dinamizar el mercado de libros a nivel local a lo largo de las diferentes etapas que conforman la cadena productiva del libro.

Se prevé que en el marco de las ferias regionales, se ponga en marcha un sistema que le permita a las bibliotecas públicas de cada departamento adquirir nuevos textos, especialmente aquellos con contenidos de interés local y regional, pues estos escenarios son propicios para promover acercamientos entre editores y bibliotecarios en las regiones. De esta manera se busca eliminar los numerosos intermediarios y costos de transacción que existen para la comercialización de libros en los municipios de menor nivel de desarrollo y las regiones más apartadas.

Se fomentarán a nivel del sector educativo, las vitrinas pedagógicas, en la cuales los recursos de las instituciones educativas se orienten a las necesidades específicas de éstas. Asimismo en dichas vitrinas se promoverá la capacitación de los maestros en el uso del libro y de las bibliotecas en sus actividades pedagógicas.

4.3.4. Información, seguimiento y evaluación de la RNBP

En desarrollo de este componente del PNLB, orientarán esfuerzos hacia la conformación de un sistema de información de la RNBP y al desarrollo de modelos de seguimiento y evaluación del impacto de las acciones y estrategias que se emprendan en las diferentes áreas de intervención propuestas. La implementación de esta estrategia buscará apoyar la operación y el desarrollo de capacidades técnicas en cada una de las bibliotecas públicas de Colombia, generando y poniendo a su disposición información relacionada con su gestión, usuarios, hábitos lectores de las comunidades locales y resultados e impacto de las acciones de fomento y promoción de la lectura. Además, buscará consolidar mecanismos de difusión de información relevante para las comunidades usuarias de las bibliotecas a través de un Portal de Bibliotecas Públicas en Internet.

Sistema de Información de la RNBP

Una estrategia central del PNLB constituye el diseño e implementación del Sistema de Información de la RNBP, el cual será desarrollado como uno de los subsistemas del Sistema Nacional de Información Cultural (SINIC), por lo que se deberá garantizar su adecuada articulación, tanto a nivel de compatibilidad de las plataformas tecnológicas como respecto a los contenidos.

Por ser un subsistema del SINIC, el Sistema de Información de la RNBP deberá atender no sólo las necesidades de información de las bibliotecas públicas, sino de los demás actores y autoridades responsables de la política social y cultural del país. Lo anterior exige un trabajo muy cuidadoso en la definición de sus contenidos, el cual liderará la RNBP, con el propósito de generar información sobre las acciones que se adelanten en desarrollo de los diversos componentes del PNLB.

Además de la información que se integre con el SINIC, el sistema contempla poner a disposición de cada biblioteca pública que sea beneficiaria del PNLB una aplicación informática especializada en la administración bibliográfica, cuyo funcionamiento en red, le permitirá automatizar y normalizar tareas técnico-bibliotecológicas, agilizar los procesos de préstamo y gestión administrativa, economizar recursos y esfuerzos e integrar redes.

Portal de Bibliotecas Públicas de Colombia

De manera complementaria al Sistema de Información, y con el concurso del Programa Presidencial Agenda de Conectividad, se tiene proyectado crear un Portal de Bibliotecas Públicas de Colombia en Internet, a través del cual se pondrá al servicio de las comunidades usuarias de las bibliotecas públicas, material y contenidos en formato digital y, en general, toda la información que resulte pertinente para los miembros de la RNBP. Se espera que los resultados de la estrategia de fortalecimiento de bibliotecas públicas, orientada a mejorar la producción de servicios de información local, genere contenidos que sean divulgables a través del desarrollo de esta estrategia.

El Portal de Bibliotecas Públicas de Colombia, además de permitir la consulta del Sistema de Información de la RNBP, permitirá el acceso a la Biblioteca Virtual de Colombia, que agrupará una colección bibliográfica y audiovisual en formato digital, especialmente diseñada para la atención de las necesidades e intereses locales de las bibliotecas y comunidades lectoras. Su consulta estaría disponible en la totalidad de las bibliotecas públicas del país con acceso a Internet.

La Biblioteca Virtual de Colombia, que será desarrollada conjuntamente con la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, pretende integrar los múltiples proyectos de bibliotecas virtuales existentes en el país, por lo que se constituye en una importante herramienta que facilita el acceso a los libros, adaptados a un nuevo formato de presentación. La existencia de más de 600.000 cuentas de Internet en Colombia y el hecho de que en su gran mayoría sean utilizadas por más de un usuario, revela el enorme potencial que tiene esta estrategia de acercamiento a las nuevas tecnologías de la información.

Se buscará que la Agenda de Conectividad apoye las instancias de coordinación del PNLB en lo relacionado con la identificación de los requerimiento técnicos y contenidos del Portal de Bibliotecas Públicas de Colombia y de la Biblioteca Virtual de Colombia.


Encuesta Nacional de Hábitos de Lectura y Consumo del Libro

Un última estrategia que desarrolla este componente del PNLB, consiste en la realización de la Encuesta Nacional de Hábitos de Lectura, Asistencia a Bibliotecas y Consumo del Libro en Colombia en 2005. De esta manera, se espera dar continuidad a la aplicación de una primera encuesta realizada en 2000, cuando se incluyó un módulo sobre hábitos de lectura y consumo de libros en la Etapa 110 de la Encuesta Nacional de Hogares del DANE, la cual contó, además, con el apoyo del Ministerio de Cultura, Fundalectura, el Cerlalc y la Cámara Colombiana del Libro
[22].

Con la realización de una nueva encuesta durante los siguientes cuatro años, se busca consolidar un instrumento de medición del impacto social de las acciones desarrolladas en los diferentes ámbitos y niveles de intervención del PNLB, que además constituya una herramienta fundamental para la definición de políticas y la toma de decisiones públicas. La información que se produzca a través de este proyecto complementará aquella que se genera a través del Sistema Nacional de Evaluación de la Educación, que coordina el Ministerio de Educación.

Se espera que esta estrategia sea apoyada desde el punto de vista técnico y metodológico por el DANE, así como por organizaciones privadas y del orden internacional, interesadas en el tema de lectura y bibliotecas.

4.3.5. Banco de Experiencias exitosas

En el marco del PNLB se establecerá un banco de experiencias exitosas, que administrará la Biblioteca Nacional a través de la RNBP, a través del cual se buscará identificar, orientar e impulsar el desarrollo de iniciativas de promoción de la lectura y desarrollo de las bibliotecas públicas, que provengan de las entidades territoriales, actores privados y de la sociedad civil. Asimismo el sector educativo pondrá especial énfasis en identificar experiencias exitosas en el desarrollo de la competencia comunicativa en las instituciones educativas.

A través de este banco, se clasificarán y analizarán los proyectos que ingresen a su inventario, para que aquellos considerados como iniciativas novedosas o con posibilidades de alcanzar resultados exitosos, reciban el acompañamiento y el impulso de las instancias de coordinación del PNLB, de manera que puedan ser desarrollados y aprovechadas como modelo por otros actores del Plan. De esta manera, se promoverá la participación de diferentes actores en el diseño y puesta en marcha de estrategias de desarrollo del PNLB y se premiarán los mejores esfuerzos, contribuyendo a su ejecución.

El banco de experiencias exitosas se deberá consolidar, produciendo lineamientos de acción y orientaciones metodológicas, que apoyen la formulación de proyectos futuros de promoción y fomento de la lectura del PNLB, así como de desarrollo de los servicios bibliotecarios. Además, la documentación de las experiencias que se promuevan permitirá el establecimiento de programas de intercambio de mejores prácticas.

4.3.6. Programa de comunicación y medios

El PNLB contará con un programa de comunicación y medios, el cual tendrá como propósito compartir, intercambiar y difundir, en todo el país, información sobre las estrategias, avances y logros obtenidos en los diferentes frentes de acción, así como sobre la opinión y propuestas de las comunidades.

La búsqueda de asociaciones con el sector privado, además de constituir una estrategia de financiación de este componente del PNLB, tendrá como objetivo principal la consolidación de la lectura y las bibliotecas como temas de interés para la sociedad.

De esta manera, se facilitará la apropiación social de las propuestas institucionales del PNLB, así como la concertación de los diferentes actores. Además, se garantizará la transparencia de las acciones que se emprendan y se estimulará la participación comunitaria, maximizando los beneficios de las iniciativas que se adelanten.

El programa de comunicaciones y medios tiene proyectado la realización de actividades de divulgación masiva, así como el uso de medios alternativos y la realización de eventos que fomenten la lectura y estimulen el uso de las bibliotecas. Se buscará generar contenidos y establecer canales de interacción que respondan a las necesidades particulares de los diversos tipos de comunidades y actores sociales beneficiarios del PNLB.

5. COSTOS DEL PROGRAMA Y METAS ANUALES


6. RECOMENDACIONES

El Ministerio de Cultura, el Ministerio de Educación Nacional y el Departamento Nacional de Planeación (DNP) recomiendan al CONPES:

Aprobar los lineamientos de política del presente documento.
Solicitar al Ministerio de Hacienda y Crédito Público, al Departamento Nacional de Planeación y al Ministerio de Cultura, destinar durante el cuatrienio, los recursos requeridos para la financiación de las actividades contempladas en desarrollo del Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas.
Solicitar al Banco de la República su apoyo técnico y financiero en el desarrollo de la estrategia de dotación de colecciones, equipos y aplicaciones informáticas de administración bibliotecológicas.
Solicitar al Ministerio de Educación Nacional articular las siguientes acciones con los componentes del PNLB, así:
con el componente de fortalecimiento de la RNBP, poner a disposición de la comunidad infraestructura escolar en las mismas condiciones de las bibliotecas públicas, cuando sea necesario y posible;
con el componente de formación, promoción y fomento de lectura, articular sus esfuerzos de mejoramiento de la competencia comunicativa y en especial las habilidades de lecto-escritura en los planes de mejoramiento de las instituciones educativas;
con el componente de ampliación de los sistemas de producción y elaboración de los libros, impulsar el fortalecimiento de las ferias locales del libro fomentando las vitrinas pedagógicas en el sector educativo;
con el componente de Banco de Experiencias Exitosas, identificar experiencias exitosas en el desarrollo de competencias comunicativas en las instituciones educativas.
Solicitar al SENA adelantar las acciones requeridas para que, conjuntamente con el Ministerio de Cultura, se diseñen y pongan en marcha estrategias de educación técnica que respondan a las necesidades de formación del personal que atiende las bibliotecas públicas del país.
Solicitar al Ministerio de Protección Social y a la Superintendencia del Subsidio Familiar, contribuir en el afianzamiento de la política de orientación de recursos de las cajas de compensación familiar, en los componentes de Fortalecimiento de las bibliotecas públicas y Formación, promoción y fomento de la lectura.
Solicitar al Ministerio de Protección Social articular las iniciativas emprendidas a través de las direcciones seccionales de salud con programas de promoción y fomento a la lectura
Solicitar a la Financiera de Desarrollo Territorial (FINDETER) articular con las instancias de coordinación del PNLB los proyectos referentes a bibliotecas públicas, de manera que éstos contribuyan al desarrollo de la estrategia de fortalecimiento de la infraestructura bibliotecaria.
Solicitar al Ministerio de Cultura:
Concurrir con las entidades de naturaleza pública, privada o mixta, y las autoridades departamentales, municipales y académicas, al diseño de una estrategia que fortalezca la RNBP y contribuya al desarrollo de los Planes Operativos Departamentales de Lectura y Bibliotecas, potenciando la eficiente asignación de los recursos y el desarrollo de proyectos.
Realizar un diagnóstico de la infraestructura física, existente y potencial, para la localización de las bibliotecas públicas en los municipios beneficiarios del Plan.
Concurrir con las entidades de naturaleza pública, privada o mixta, y las autoridades departamentales, municipales y académicas, al diseño de una estrategia de promoción y fomento de lectura en el nivel de la educación no formal.
Concurrir con las entidades de naturaleza pública, privada o mixta, y las autoridades departamentales, municipales y académicas, al diseño de una estrategia de ampliación de los sistemas de producción y circulación de los libros, que mejore la calidad y cantidad de la oferta editorial en las diferentes regiones del país, en los términos y condiciones señalados en el presente documento.
Concurrir con las entidades de naturaleza pública, privada o mixta, y las autoridades departamentales, municipales y académicas, y en especial al Programa Presidencial Agenda de Conectividad, al diseño de un sistema de información del Plan, en los términos y condiciones señalados en el presente documento.
f. Diseñar y poner en marcha el Banco de Experiencias Exitosas sobre Lectura y Bibliotecas.
[1] UNESCO, 1994, Manifiesto de la UNESCO a favor de la Bibliotecas Públicas, UNESCO.
[2] Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, 1990, “Declaración Mundial sobre Educación para Todos”, en http://www.oei.es/efa2000jomtien.htm.
[3] UNESCO, Op. Cit.
[4] Asolectura, Resultados de los Primeros Encuentros Regionales de Lectura y Escritura, 2002, Asolectura, Bogotá.
[5] Melo, 2001, “Hábitos de Lectura y Uso de Bibliotecas en Colombia”, en: Hábitos de Lectura y Consumo de Libros en Colombia, FUNDALECTURA, Ministerio de Cultura, Ministerio de Educación, DANE, CERLALC, Cámara Colombiana del Libro, Bogotá.
[6] Peña, L., 2002, La Lectura en Contexto: Teorías, Experiencias y Propuestas de Lectura en Colombia. Un Marco de Referencia para el Estudio PIRLS, Ministerio de Educación Nacional, Bogotá.
[7] Ibíd.
[8] Cámara Colombiana del Libro, 2002, Estadísticas del Libro en Colombia. 2001, Cámara Colombiana del Libro, Bogotá.
[9] Según información de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, de un total de 200 bibliotecas públicas, localizadas en 174 municipios, que existían en 1977, hoy se tiene información sobre 1.194 instituciones, distribuidas en 798 municipios (División de Bibliotecas Públicas, 1996, Encuentro de Coordinadores Departamentales, Red Colombiana de Bibliotecas Públicas. Informe Final, Colcultura, Bogotá).
[10] Melo, J., “Las Bibliotecas Públicas Colombianas: Ideales, Realidades y Desafíos, en Autores Varios, 2001, Bibliotecas Públicas y Escolares, Fundalectura, Bogotá.
[11] La Red de Bibliotecas del Banco de la República reúne 19 bibliotecas públicas localizadas en las principales ciudades del país, que en su mayoría cuentan con colecciones, equipos e infraestructura mayores a aquellas de las bibliotecas a cargo de municipios y departamentos. La Red de Bibliotecas de Cajas de Compensación Familiar, creada en 1993, agrupa 112 bibliotecas públicas, complementando los esfuerzos de las autoridades nacionales, departamentales y municipales en cuanto al impulso de nuevos servicios bibliotecarios. Bibliored, por su parte, integra 19 instituciones en Bogotá, entre las que se encuentran tres megabibliotecas.
[12] Peña, Op. Cit.
[13] FUNDALECTURA, 2002, Encuesta sobre programas de Promoción de la Lectura en Colombia (Sin publicar).
[14] Ibíd.
[15] Uribe, A., 2002, “Manifiesto Democrático”, en www.presidencia.gov.co.
[16] Ley General de Cultura 397 de 1997, Imprenta Nacional, Ministerio de Justicia y del Derecho.
[17] Ministerio de Cultura, DNP, 2002, Documento Conpes 3162. Lineamiento para la Sostenibilidad del Plan Nacional de Cultura 2001 - 2010, Ministerio de Cultura, Bogotá
[18] Proyecto de Ley del Plan Nacional de Desarrollo.
[19] Agenda de Conectividad, 2003, Acceso a Infraestructura, http://www.agenda.gov.co/infraestructura/
[20] Cerlalc, 2002, Bases para el Diseño del Plan Nacional de Lectura – Colombia, Cerlalc, Bogotá.
[21] Fundalectura, 2002, Componente de Formación en Promoción de Lectura, documento de trabajo.
[22] Vale la pena subrayar la importancia que tuvo la primera Encuesta Nacional de Hábitos de Lectura, Asistencia a Bibliotecas y Consumo del Libro en Colombia, en la elaboración del diagnóstico que se presenta en la primera parte de este documento.

Consejo Departamental Norte de Santander